Rosella empezó sus estudios de cinematografía en el taller de Armando Robles Godoy en 1982. Posteriormente trabajó como asistente de vestuario en Amargo mar (1987) del realizador boliviano Antonio Eguino, como asistente de producción encargada de escenografía y utilería en Túpac Amaru (1987) de Federico García, como asistente de producción en Sonata Soledad (1987) de Armando Robles Godoy y como asistente de escenografía y utilería en el Socio de Dios (1986) de Federico García. 

En 1986 se hizo acreedora de la beca de estudios en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, Cuba, donde culminó los talleres de Dirección de Actores con Lautaro Marua (1987), Producción y Dirección para Televisión con Ibraín Guerra (1987); Dirección de Actores con Rafael López Miarnau (1988) y Escritura de Guión Cinematográfico con Alfredo Oroz (1992). En 1989 participó en el Taller de Guionización de Cortometrajes organizado por la ACDP con Orlando Senna.

En 1987 recibió una mención honrosa en el Primer Concurso Nacional de Guiones organizado por la ACDP con su guión Camino privado. En 1988 trabajó en la producción y post producción de Confidencias, Chabuca Granda (1990) de Martha Luna; como productora de rodaje en Alias La Gringa (1991) de Alberto “Chicho” Durant y como productora del primer cortometraje producido por la ACDP, El Rapto, dirigido por Humberto “Betín” Saco. En 1990 participó en la guionización del cortometraje Eterno retorno, de Emilio Salomón, basado en un cuento de su autoría. 

En 1991 produjo y dirigió su ópera prima, el cortometraje Camino privado, estrenado en el XIV Festival de Cine de La Habana (1992), y seleccionado en diversas muestras y festivales en Perú, Venezuela y Argentina. Ese mismo año asumió la dirección de arte y asistencia de dirección del cortometraje Crocante de chocolate (1992) de Emilio Salomón, que obtiene el premio Fotograma de Plata a la Mejor Dirección de Arte del IV Festival de cortometrajes de la ACDP (1993).