Pablo Patrucco
Agua Dulce es un cuadro pintado al óleo sobre tela de 1 metro por 160 cms. Tiene para mí una mayor vigencia en este momento en el que no podemos salir, ni estar ligados a la comunidad a través del paisaje natural, de la playa misma. Este cuadro de alguna manera representa la ciudad de Lima, los espacios públicos tan necesarios, la vida gratuita que nos asegura diversión a todos por el módico precio de 5 soles. Gracias a esta imagen he podido escapar de mi encierro y vivir momentos que ahora añoro y atesoro, he disfrutado de cada pincelada paladeando el aroma del agua salada y el arena con olor a coco.
Agua dulce/ óleo sobre lienzo /100 cm. x 160 cm. / año 2020
Pablo Patrucco
Egresó de la Escuela Superior de Arte Corriente Alterna (2000), realizó además estudios en la Escuela de Arte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha realizado cinco exposiciones individuales: Iconos (Lima, 2004); Espacios Comunes (Lima, 2005); Litoral, en Santa Cruz de la Sierra y La Paz, Bolivia (2007) y Barroco frío en galería Enlace (Lima, 2009). Durante el año 2008, su obra recorrió Berlín (Alemania), Praga (República Checa) y Varsovia (Polonia) como parte de la muestra “Develaciones – Tendencias. Tres artistas peruanos”. Ha participado como artista invitado en la 8va Bienal de Sharjah (2007), Emiratos Arabes Unidos; en ITCA Trienal de Praga, República Checa (2008) y en importantes ferias como ArteBA 2007 y 2008, ArtBO 2007 y ArteAmericas 2006 y 2007. Entre las distinciones que ha recibido su obra se cuentan: El Tercer Premio Phillips para jóvenes artistas (1999); el Primer premio en el VII Salón de Dibujo del ICPNA (2002); finalista en el Segundo Concurso de Arte Joven de la Municipalidad de Miraflores (2003) y en el Cuarto Concurso de Artes Visuales Pasaporte para un Artista de la Embajada de Francia en el Perú (2003).
“Ha desarrollado una extensa, cuidada y luminosa serie de personajes anónimos y familiares, a los que vuelve el paisaje urbano perfecto. Figuras captadas en un instante cualquiera, con expresiones sinceras, actitudes sin pose, gestos y miradas elocuentes. Son rostros y torsos los que más le han atraído, quizás porque a través de ellos ha querido capturar esa historia que siempre se nos escapa. Sin duda el autor debe mucho a la fotografía y su posibilidad, pero lo suyo es la transcripción realista, a través de un dibujo diestro y perfecto, que habla de su interés en el otro, en esas vidas siempre ajenas, con las que se solidariza y atrapa de algún modo. Lo suyo no es ocultamiento voyeurista, sino mirada abierta y clara, proponiéndose el testimonio antes que la elucubración oculta (…)” (Élida Román, 2012)
Contacto: