Mónica contaba con una larga experiencia como actriz de teatro, telenovelas (Bajo tu Piel, Malahierba, Paloma, Kiatari) y cine (La Fuga del Chacal) cuando Gustavo Sánchez, brazo derecho de Francisco Lombardi, le propuso encargarse del casting del largometraje Caídos del Cielo (1990).
Durante semanas, Mónica realizó pruebas a cientos de niños, actores noveles y reconocidos, a la vez que ensayaba la obra de teatro Ay, Carmela en el Teatro Británico. Durante el rodaje, se encargó de guiar el trabajo de actuación de los niños David Zúñiga (César) y Edward Centeno (Tomás). También interpretó al personaje Pelusa McKey delante de cámaras, a pedido del mismo director.
Posteriormente, Mónica realizó el casting del cortometraje Deseos de niño (1992), y de los largometrajes Todos somos Estrellas (1992) y Sin Compasión (1994), en los cuales convocó a actores de cine reconocidos, así como a actores exclusivos de la televisión o el teatro y que a partir de entonces empezaron a participar en papeles importantes en la pantalla grande.