En la década de los 90, estudiaba Derecho en la PUCP y era asidua a la Filmoteca del Mali y al CineClub de San Marcos. Ante la inminencia de terminar la carrera de Derecho, me fui a Recife, en Brasil, donde imaginamos crear un colectivo de cine. Luego me asenté en Río de Janeiro, donde estudié Comunicación. En Río participé en el proyecto documental de la película Mataram meu gato, que narra la historia de la escuela de samba de la favela de la Maré. En el 2002 regresé al Perú. Inmediatamente conocí el pueblo de San Agustín, a espaldas del aeropuerto Jorge Chávez. Desubicada y desempleada, dejé Lima y me fuí a vivir a Cajamarca, donde me hice voluntaria de un proyecto en radios rurales. De esa experiencia nació mi primera película, codirigida con Carla Merediz, Silencio, estamos en el aire (2003). Desde el 2004 hasta el 2009 me dediqué intensamente a la educación artística e intercultural en muchos lugares del Perú con la ONG Warmayllu. 

En el 2010 regresé a Brasil a estudiar la maestría en Memoria Social. En el 2012 regresé al Perú, pues se iniciaba el desalojo del pueblo de San Agustín. Este hecho da inicio a mi primer largometraje, A punto de despegar (2015), co-dirigido con Robinson Díaz. En el 2014, nació mi hijo Vicente y mi deseo de hacer cine continuó. Cuando Vicente tuvo ocho meses, pude rodar en apenas tres días la película Las lecturas (2015), gracias a la producción de la Casa de la Literatura Peruana. En el 2016 empecé a trabajar como jefe de prácticas del curso de documental en la PUCP y como docente en la carrera de Comunicación Audiovisual y Medios Interactivos de la UPC. Mientras me dedicaba a la crianza de Vicente y a la docencia, empecé a participar como tutora de la Escuela de Cine Transfrontera (Perú-Chile), el Translab del Festival Transcinema y el Proyecto Tejiendo Imágenes (Bolivia). En el 2016 me ofrecieron la coordinación del proyecto del Laboratorio de Formación y Experimentación Audiovisual en el Centro de Menores de Lima – Maranguita. La experiencia en este Centro fue tan potente que de ella nació mi tercer proyecto de largometraje documental, Una película elegante, con la colaboración de Joanie Guerrero, el cual está aguardando a que todo confluya para ser finalizado y estrenado. 

En el 2017, creamos con mi socia Johuseline Porcel la productora Pindorama, a través de la cual fue posible acceder a los fondos de los Concursos de DAFO. Así gestamos la escuela Transfrontera en Tacna, el proyecto de preservación de la obra audiovisual de Juan Javier Salazar junto con Viola Varotto y Alina Canziani, y el proyecto documental Usted de nuevo señorita, con Sara Guerrero e Illari Orcottoma. Mientras navego las aguas de estos proyectos tan queridos, he sumado a esta travesía otro proyecto documental, Hojas, tunches de algodonal, flores, tallos, jugos de limón, naranja, guayaba y sangre o las raíces de mi pueblo, gestado junto a Verónica Zela. Y mientras Vicente sigue creciendo, Vero y yo le vamos dando forma a Cine en la Escuela, un repositorio de cortometrajes peruanos y una propuesta de mediación para el cine desde el área de Educación de la Casa de la Literatura Peruana. Desde el 2021, soy parte del equipo del Festival de Cine Transcinema.