FERNANDO GUTIÉRREZ "HUANCHACO"
“De Lima a Talcahuano” (2009)
Esta serie no puede explicarse sin reconstruir el itinerario creativo de Fernando Gutiérrez. Antes de este proyecto, el artista pintaba las aventuras de Superchaco, un personaje inventado por él que medraba aprovechando un discutible estatus de superhéroe en Ciudad Caótica (su versión alucinada, pero también elocuente, de Lima). En la narrativa elaborada por Gutiérrez, el villano Doctor Captus roba la tibia de Miguel Grau conservada en el Museo Naval y con ella crea un clon del almirante. Este, confrontado con la realidad caótica del país que defendió con gallardía en la Guerra del Pacífico, decide dejar el Perú y viajar a Chile, en busca de una sociedad que esté a la altura de sus valores.
Así estaban las cosas en el universo de Superchaco cuando, durante una sesión de fotos preparatoria para un nuevo cuadro, Gutiérrez vio a Germán Seminario, sobrino nieto de Miguel Grau. Germán, muy parecido a su antepasado, suele aparecer en actos públicos, interpretando al héroe de Angamos, vestido con uniforme naval. Era, de algún modo, la realidad que superaba a la ficción. Gutiérrez se acercó a Seminario y lo involucró en un nuevo proyecto, uno en el que el falso Grau y Superchaco viajarían a Talcahuano, el puerto chileno donde se conserva el Huáscar como trofeo de guerra, para, al menos simbólicamente, restituirle a Grau, y con él al país, un símbolo patrio de valentía y grandeza.
La serie documenta (a través de puestas en escena planeadas por Gutiérrez y tomadas por el fotógrafo Morfi Jiménez) los hitos en ese viaje por tierra de casi 4,000 kilómetros. El primero de esos es la visita a la caleta de Quilca, lugar en el que Grau solía esconder al Huáscar de la flota chilena. Las dos imágenes tomadas ahí dan cuenta del simbólico, aunque ficticio, regreso de Grau al pequeño pueblo. El segundo es el paso por Tacna, en donde en una ceremonia en la plaza de armas de la ciudad, Gutiérrez se libra de su alter ego Superchaco, con Germán Seminario como el padrino que le corta su larga cabellera. Una segunda foto en Tacna da cuenta del entierro del traje de Superchaco en el Alto de la Alianza, con un Gutiérrez ataviado como soldado peruano de la Guerra del Pacífico. Las dos siguientes imágenes son en Talcahuano. Al llegar al puerto, las tensiones desatadas por la demanda del Perú contra Chile ante la Corte Internacional de la Haya hicieron que las autoridades les impidieran subir al Huáscar, por lo que la odisea simbólica resultó un fracaso. Las últimas dos imágenes son de una puesta en escena del regreso, en la playa El Silencio, cerca de Lima, en donde vemos a los protagonistas encender una versión del Huáscar que recuerda a las vacas locas de fuegos artificiales.
La serie encierra una fuerte contraposición entre una performance que es prácticamente una Odisea y su carácter paródico. Ambos elementos nos hablan de una seriedad (la del empeño en el proyecto artístico) que no se condice con los tragicómicos avatares del viaje: la algarabía de los distintos lugareños ante la presencia de este falso Grau y un disparatado superhéroe, el fracaso de la toma simbólica del Huáscar, la quema simbólica del navío, etc. Y con ello Gutiérrez nos invita a pensar que, tanto como su simbólica aventura por recuperar el honor del país, vivimos rodeados de narrativas a través de las cuales construimos eso que llamamos realidad nacional, muchas de las cuales pueden ser tragicómicas, como la suya, o quizá solo trágicas. Tal vez una de las tareas del Bicentenario sea precisamente la depuración de esas narrativas y la construcción de unas nuevas y mejores.
FERNANDO GUTIÉRREZ CASSINELLI (TRUJILLO, PERÚ 1978)
Estudió Bellas Artes en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde recibió anualmente el Premio Adolfo Winternitz. Vive y trabaja en Lima, el artista se dedica a la revisión de las dinámicas culturales de la ciudad. Su trabajo abarca una amplia gama de medios, incluyendo la pintura, la escultura, el video y la fotografía. De 2006 a 2007 fue becado por la Fundación Pollock-Krasner. Gutiérrez participó en importantes exposiciones nacionales e internacionales, entre estas, en Menos Tiempo que Lugar (2010-2011), curada por Alfons Hug y que itineró por los principales lugares de América Latina; Entre Siempre y Jamás (2010), Pabellón de América en la Bienal de Venecia; Carta de Jamaica (2011), Galería de Artes Visuales Hacer Oi Futuro (2011), Bello Horizonte y Museu da Maré, en Río de Janeiro; la Frank Suss Collection (2010), Saatchi Gallery, Londres; Estado de las Ficciones (2010), Centro Cultural de España, Lima; Lima me mata (2009), Centro Cultural Británico de Lima y Post-Ilusiones / Nuevas Visiones. Arte critico en Lima (1980-2006) (2006), Museo de la Nación, de Lima. Entre sus exposiciones individuales son Superchaco (2006) y Número 2 (2009), ambas en la Galería Lucía de la Puente, Lima y De nuevo a la vida. Homenaje / Instalacion de Huanchaco a Leónidas Zegarra (2011), Centro Cultural Inca Garcilaso, Ministerio de Relaciones Exteriores. Su obra se presenta anualmente en las ferias internacionales de arte, tales como ARCO Madrid, Lima Photo, Pinta, Nueva York, y ArtBo, Bogotá.