Siempre he pensado que el artista come de la obra, pero vive para el proceso y en este caso no es la excepción.
Para mí, una vez terminada, la obra se convierte en un cuerpo ajeno que me acompañó en un viaje, pero se despide para tomar su propio rumbo. Yo me quedo con la experiencia vivida en ese trayecto, las decisiones tomadas, los acierto, las certezas que quedaron y los errores asumidos o corregidos.
Lo que puedo decir especialmente de este proceso y es que como todos sabemos, vivimos momentos diferentes nunca vistos, donde todos compartimos el mismo desafío, la misma tragedia la misma incertidumbre es curioso como la pandemia ha democratizado y exaltado el corto plazo, siento que nos hemos adaptado a vivir un día a la vez. Creo que en mí caso, me ha servido para desechar cosas, aclarar horizontes, establecer prioridades y confirmar lo que considero realmente importante en mi vocación y vida.
En cuanto a la obra debo decir que después de tiempo retomé la pintura sobre mdf, un soporte que usaba mucho en mis inicios por el año 2000. Recordar esos momentos de incertidumbre al inicio de mi carrera en este contexto ha sido una experiencia muy enriquecedora y reflexiva que me ha me fortalecido en estos tiempos difíciles.
El nombre de la obra es “Just smile” donde una sonrisa se convierte en un arma de esperanza o una cínica posición para sobrellevar días como los que nos tocan vivir.