El siguiente obstáculo fue la poca información que existe sobre la participación de las mujeres detrás de cámaras, especialmente aquellas que trabajaron en las primeras siete décadas del siglo XX. Este problema no es exclusivo del Perú. De las mujeres en la historia, en general, sabemos poco. Su limitada participación en el espacio público las vuelve invisibles, y “como se las ve poco, se habla poco de ellas” (Perrot, 2009, pp. 9–10). Numerosas veces, esta invisibilidad surge, y de manera muy eficaz, de las mismas mujeres, quienes suelen encargarse de destruir los rastros materiales de su existencia -cartas, papeles, diarios- por considerarlos irrelevantes o de poco interés. Y si deciden guardar algún registro, la sociedad entonces se encarga de descartarlo. En la historia, advierte la investigadora Michelle Perrot, las mujeres pierden todo, hasta sus apellidos. Su historia está plagada de oscuridad. y silencio. Que no sorprenda, pues, que su trabajo cinematográfico nos resulte tan poco familiar, casi desconocido, y que sólo las películas y sus directores terminen ocupando el centro de la historia, o, como Perrot ironizó en inglés, in the center of His-story (2009).