Fotografía 1971 - 2017

Mirar  hacia abajo es mirar hacia arriba. Con los pies en agua inmóvil, poco profunda, por encima de los tobillos, cuando el fondo del lago empieza a desaparecer de la vista, con un cielo o agua sin nubes. Al cabo de un instante, puedes imaginar que vuelas. Esto ocurre en un lugar llamado Bright Angel Point en el Gran Cañón, y probablemente ocurriría en Machu Picchu.

Mirar hacia arriba es mirar hacia abajo, hay que hacerlo en la noche, sin otra luz que la de las estrellas, fijar la mirada por diez minutos puede ser suficiente para inducir un sentimiento parecido a un trance que hace creer que puedes dar un paso sobre el acantilado y alcanzar la vía láctea.

La inversión ha sido la herramienta secreta que he utilizado, como una navaja suiza siempre al alcance, o como la punta de un cuchillo de pesca finlandés, capaz de doblarse como el meñique más flexible del mundo, de un lado al otro para escamar un pescado como si fuera quitarse un guante de seda. La flexibilidad permite que sucedan las inversiones, como vueltas estrechas en angostas callejones adoquinados.

Las ideas para mis imágenes no llegan hasta que la cámara esté lista para darles forma, la luz lista para tallar en ellas sus texturas, y hasta que el trípode haya respirado profundo en su sitio. Es en aquel momento que la inversión empieza a hacer señas. Di adiós a la consciencia. Obedece al cuerpo. Se abre y se cierra girando como una navaja. Atrévete a creer en el cielo bajo el agua.

© Arno Rafael Minkkinen Fosters Pond, diez minutos pasados la medianoche, 2018

 

1982 - 2016

Croacia 2017

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