En el año 1993, Lyli tomó la decisión de vivir su sueño de maquillar de forma profesional y entrar a trabajar en el mundo de la televisión. Al año siguiente, se le presentó la oportunidad de ingresar a Panamericana Televisión (Canal 5) a través de Teletaller S.A., productora de Humberto Polar. Allí trabajó en una nueva generación de telenovelas de gran éxito, mientras ganaba experiencia participando en spots publicitarios, activaciones y eventos.
En el 2005 concretó su sueño de ingresar al mundo del séptimo arte, participando como maquilladora en la comedia Mañana te Cuento producida por Inca Cine y dirigida por Eduardo Mendoza. Cambiar del formato televisivo al cinematográfico significó para ella una experiencia sumamente importante.
Han pasado casi quince años desde ese momento. Desde entonces, Lyli ha ido acumulando conocimientos y perfeccionado su arte. Su trabajo depende de cada formato, pero siempre busca escuchar, leer y ser parte del sueño del director, así como entender cómo los actores desean crear su personaje. Para ella, es ahí donde cobra importancia el rol del maquillador, quien puede sugerir alternativas en la caracterización de los personajes durante todo el proceso de la filmación. Su labor es clave, puesto que se trabaja directamente en la piel de los actores, debiendo usar productos cosméticos de alta calidad que permitan que la piel de los artistas se vea lo más natural posible. Esto es especialmente importante sobre todo en filmaciones realizadas con tecnología de alta resolución (4K).
Un episodio que recuerda con mucho cariño tuvo lugar en Tarapoto, en el 2015, en el rodaje de la película estadounidense The Green Inferno (El Infierno Verde), escrita y dirigida por Eli Roth. Allí, su asistente y ella debieron maquillar los cuerpos y rostros de más de cien lugareños, quienes iban a interpretar a una tribu de caníbales. Utilizaron esponjas de baño para maquillar sus cuerpos y sus manos como pinceles para pintar los detalles en los rostros. De esa manera, cumplieron con el cometido del director, quien pudo filmar la escena según el plan de rodaje propuesto. Lyli regresó a Lima con sus manos matizadas de rojo, producto de este largo proceso.