Los objetos circulan en nuestra vida y así como entran, salen, siendo reemplazados por otros. Los llamamos objetos debido a una relación de propiedad que les otorgamos y una posición de uso y definición. Unos tienen una función utilitaria, otros un vínculo emocional que nos conmina a conservarlos. Algunos han sido desechados porque hemos perdido toda necesidad o intención de tenerlos. Los objetos son temporales para nosotros debido a la obsolescencia que les establecemos. Esto genera su descarte, aspecto que es el eje clave de este proyecto.
En el descarte se pierde el vínculo de relevancia en relación a las personas. Creemos que los objetos dejan de existir para nosotros al botarlos; sin embargo, no se logra contener, su materia persiste. Esto plantea un espacio de reflexión: de nuestra relación y comprensión de la materia.
Objetos de la nada tiene como objetivo confrontar lo rechazado, regresar a él a través de una nueva mirada, reflexionar y revalorizar el entorno material. Parte del archivo de objetos descartados encontrados en el cotidiano. Estos se vuelven un vestigio de lo que fueron y de lo que ya no son.
Al ser descartado, el objeto ya no es solo uno, constantemente se transforma, limita, afecta e interactúa con su entorno sin nosotros, dejando huellas en sus recorridos. Estas huellas las identifico como evidencias de un acto, acción, espacio, tiempo y registro. A partir de ellas, se genera un intercambio y una lejanía del objeto que conocemos. Esto nos permite observar nuevamente a partir de la propia materia y del misterio de comprender lo irreconocible.